jueves, 30 de diciembre de 2010

Disimular en la cama.

-Bueno, ¿listos ambos para la escena?

-Lista.

-Listo.

-¿Estáis mentalizados…? ¿sí? Pues adelante.

Nos echamos cada uno desde el lado contrario, yo me tumbé primero boca arriba y ella pasó una pierna al otro lado, montándome. Se quitó la bata, mostrando su esplendorosa desnudez, pero a mí no me hacía efecto. Ya estaba harto de actuar con ella, de estar junto a ella, de encarármela una y otra vez, de oír su voz, de asociar en mi fuero interno todo eso con su prepotencia, divismo, desprecio hacia los demás, de su exclusividad acaparadora, de su privadísimo y bien provisto camerino. Así que ni a ella le importó que no me activara entre sus muslos, ni a mí me importó no reaccionar a su calor envolvente.

En cuanto el director dio las últimas instrucciones, se arrugaron cuidadosamente las sábanas a nuestro alrededor y gritó “¡Acción!”, ambos nos ceñimos a nuestros respectivos papeles, ambos actuamos como se esperaba, ella fingía que gozaba, con alguna lágrima de las suyas de por medio, y yo fingía que también, pero menos, con cierta inexpresividad varonil, seguro de mí mismo, tal y como exigía el guión.

-¡Corten! –gritó el director, repentinamente, y se dirigió a unos técnicos de luz a echarles la bronca. Mientras tanto, ambos permanecíamos en nuestras posturas, indiferentes el uno a la otra. Ella se reclinó un poco sobre mí, para apoyarse en sus brazos y descansar. Su pelo cayó en cascada, formando una cortina que tamizaba la luz sobre su cara, meditabunda y distraída, pensando en sus cosas.

Yo puse ambas bajo la nuca. Veía al director gritar a los técnicos, o a los del sonido, o a la maquilladora, o pensaba también en mis cosas. En un vistazo casual, mis  ojos cayeron en su cara. Y me detuve en su expresión, como si hubiera visto algo llamativo de reojo.

-Bien, repetimos la secuencia. –Ella alzó la cabeza y se erigió sobre sí misma, llevándose las manos al pelo, ahuecándoselo en un gesto natural. Una pequeña luz de alarma se encendió en mí. Traté de apartar los ojos, pero un extraño magnetismo, cada vez más fuerte, me lo impedía. –Luces… sonido… viento… sábanas… cámara… ¡acción!

Y empezamos otra vez la escena. Yo me ceñí por centésima vez a mi papel, pero una pequeñísima luz brilló en mis ojos, al apreciar por primera vez su actuación tan de cerca, en mi piel, su calor, su voz…

-¡Maldita sea, corten! –gritó otra vez el director, y se puso a abroncar a unos que habían hecho un ruido en la otra punta de la nave.

Ella giró la cabeza en aquella dirección, volteándose la cabellera y resoplando, resignada. Se cruzó los brazos, y algo explotó en mí.

“Oh, no…” pensé yo, parpadeando con fuerza. Bajé la vista hacia mi bajo vientre, como intentando combatir lo que sentía.

Así, no pude evitar ver cómo ella giraba la cabeza hacia abajo en otro movimiento espontáneo. Luego alzó la vista a mi cara, interrogante. Tragué saliva y me puse colorado.

Sus brazos se separaron un poco, en actitud de sorpresa y pudor. Eso hizo que removiera levemente las caderas, con lo cual la acción aumentó espectacularmente. Alzó con disimulo su cuerpo, dejando espacio, y me desarrollé por completo. Y la miré a los ojos con cierta timidez.

-¿Pero no se supone que…? –susurró asombrada. Y su sinceridad me deslumbró y desarmó por completo.

-Bien, ¿estáis todos listos? –gritó el director, impaciente, mientras se acercaba. Ambos nos sustraímos un instante y afirmamos con la cabeza. –Luces, sonido, aire, sábanas, cámara… ¡acción!

Y otra vez ella se puso a gemir, a moverse, a llorar, como una profesional. Y yo también. Pero, a diferencia de los actos anteriores, ahora teníamos algo entre los dos. Algo físico y tangible. Por fortuna, todo salió bien. El director alabó con dos palabras rápidas nuestra labor, y se alejó a otro lado de la nave, seguido de su tropa de operarios. Con nosotros sólo se quedaron nuestros respectivos asistentes. La de ella se subió a la cama con una bata y cubrió sus hombros.

Se levantó un poco azorada. Se ató la bata con cierta prisa y emprendió una pequeña carrera hacia su camerino. Su pelo ocultaba permanentemente sus facciones. Yo me apresuré a arrebujar la sábana encimera sobre mí.

Me abracé despacio a mis rodillas, meditabundo. Me echaron otra bata sobre mis hombros, y tardé en levantarme, el tiempo en que mi inesperada y tremenda hinchazón bajase un poco…

 

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jueves, 23 de diciembre de 2010

Para Leer Despacio: La sombra.

Es la primera propiedad que tenemos todos nada más nacer, algo de uso y disfrute personal exclusivo del bebé.

Es lo primero que el bebé, lo suficientemente crecido como para tener la boca de aprendizaje abierta, capta como suyo. Nada más nacer, las tinieblas ya le han enviado el recuerdo de su existencia, del que no se separará nunca más. Y le dedica los primeros y últimos instantes de su vida a ver cuán suyo y aburrido es ese contorno oscuro que su cuerpo dibuja contra la luz. A partir de ese momento, formará parte de él, cada vez más hundido en su subconsciente. Los nublados momentos en que le falte su compañía no lo notará abiertamente, pero el desasosiego aumentará, imperceptible, llegando en ocasiones incluso a invadir su ánimo, sin averiguar el porqué.

La película ya está en marcha, y no parará hasta que el dueño se sumerja, otra vez y de forma definitiva, en la oscuridad. El rodaje se toma cortos descansos; pero en cuanto hay una vivencia, por mínima que sea, se reanuda. En la íntima cámara de revelado y composición de nuestra memoria, es testigo mudo e indiferente de nuestra selección de experiencias vitales.

Puede llegar a ser el último empujón de un suicida inspirado: hasta mi sombra es negra, el color de la amargura y de la desesperanza.

Puede ser también el motor de un hábil plasmador: simplemente con reflejar las sombras de un paisaje, se intuyen sus colores.

Es parte de la esencia de las fotografías, casi la principal en las de blanco y negro.

Es el falso reducto de un ermitaño dolorosamente forzoso de la ciudad: mi sombra siempre me acompaña, nunca me traicionará. Aunque no capte que la traición viene de otras direcciones, en los momentos en que lo invade todo y lo rodea como un violador fantasma.

Es objeto de culto de muchos fetichistas: sueñan con la sombra, no con el cuerpo.

Es punto de referencia en el argumento del cine negro; el director o guionista que lo usa, o es muy capaz y prestigioso (en algún caso, llega a ser incluso su tarjeta de visita), o es un inepto pretencioso que no sabe combinar sus recursos.

Es copia barata en dos dimensiones de nosotros, traicionera, inexpugnable y directa. Puede que hayan mundos en que los seres sean de dos dimensiones, y sus sombras de tres, siendo éstas últimas las que controlen a sus dueños.

Están en perpetuo movimiento, tanto en los seres móviles como en los inmuebles, en los vivos como en los inertes, ya que, si no es el propio ser el que se mueve, sí se moverá la fuente de luz.

Si Dios fuera la luz, si Dios fuera el punto inexistente desde el que irradia toda luz absoluta, no es de extrañar que se mantenga en su eterna postura de que todo lo que ha creado es bueno, pues lo malo se oculta eternamente a su vista, detrás de la materia opaca de su creación, huyendo astutamente de su presencia.

Es parásita: chupa de nuestra radiante felicidad y permanece en su indiferente bastión cuando hay dolores que compartir. La tristeza suave, la melancolía, suele ser su aliada.

Es la discreción, la fidelidad y el silencio no reconocidos ni apreciados en lo que valen hasta que desaparece.

Es uno de los numerosos objetos de juegos de los niños: pisar sólo zonas sombreadas hasta que caen en la cuenta de que siempre pisarán sombra.

Es la sutilidad como arma seductora, predominantemente femenina, ya que realza encantos y disminuye fealdades.

En astronomía, la sombra tiene escala de medidas.

¿Sombra o silueta? He aquí la cuestión.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Una llamada a la moderación social y política.

Hace poco, recibí esta circular de un hermano mío fraile de una orden religiosa:

¡Hola!

El vicepresidente Rubalcaba ha expulsado a los monjes benedictinos y a los parroquianos del templo del Valle de los Caídos. Un paso más del Gobierno hacia el cierre definitivo de este complejo monumental y litúrgico, patrimonio de todos los españoles y no del Gobierno socialista.

Desde el pasado 3 de noviembre, monjes y parroquianos tienen que celebrar Misa a la intemperie, en un pinar a las afueras del recinto del Valle de Los Caídos, bajo el frio de la Sierra madrileña.

Yo acabo de firmar una petición al presidente del Gobierno exigiéndole que restablezca el derecho a asistir a Misa en el Valle de Los Caídos. Por favor, únete a mí en el siguiente enlace:

http://www.hazteoir.org/firma/34094-firma-100-000-mensajes-monjes-valle-caidos-y-libertad-religiosa-en-espana

Sólo te costará 1 minuto.

¡Gracias!

Y ésta fue mi respuesta:

lunes, 8 de noviembre de 2010

Pesadilla de FemDom extremo.

Abrió los ojos. Recordaba todo cuanto había pasado en las últimas veinticuatro horas. El armagedón. El apocalipsis. El ragnarrok. El caos más completo. Todo el mundo patas arriba, y nunca mejor dicho.

Primero fueron los terremotos. Terremotos que empezaron por tumbar farolas, árboles, casas y cualquier objeto alto. Seguidamente abrían anchas grietas por las que caía todo. Los tendidos eléctricos chisporroteaban, las tuberías de agua y los alcantarillados se vaciaban a plena potencia durante unos minutos, entre nubes de polvo, llamaradas provocadas por las chispas eléctricas y las tuberías de gas. El ruido era ensordecedor; los bloques de edificios, tras desnudarse a cachos, acababan derrumbándose con grandes estruendos. A eso se añadía los retumbes de la propia tierra al abrirse...

Por todas partes la gente corría y gritaba despavorida. Muchos caían en las grietas, entre alaridos de terror, seguidos de los de sus seres queridos que se quedaban arriba con las manos tendidas hacia el abismo.

Sí, recordaba con profunda riqueza de detalles. Pero aún con todo eso, la parte férreamente encarcelada de su razón ni se inmutó. Pues cuatro meses antes, quien había sufrido un terremoto mucho más devastador fue su vida. Un estúpido accidente de tráfico se había llevado a su mujer y a su hijo. Desde entonces luchaba por emparedar sólidamente sus emociones, todas conducían al suicidio. Y estaba en una fase de indiferencia flemática y atrozmente mecánica en su mente para afrontar lo que le quedaba de vida, cuando fue el mundo de los demás el que se vino abajo de la forma más destructiva que se le antojaba a la naturaleza... o eso creía entonces. Sólo veinticuatro horas antes.

Pues de unas pocas grietas que se habían abierto transversalmente, dejando una especie de rampa en sus interiores, surgió al principio un extraño rumor. Los supervivientes, en estado de choque todavía, no prestaban atención, pero él sí. Se acercó a una de esas grietas.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

De mudanza.

Tras mucho tiempo con este sitio parado, aclaro que el motivo es que he estado de mudanza. Con la consiguiente baja de conexión a internet, alta nueva y reconfiguración. Esto de cara a la galería, a las tres o cuatro personas que dudo se pasen ya por aquí.

En realidad, en mi día a día han sucedido toda clase de cosas. Podría relatarlas con detalle para entretenimiento del personal (pérdida y posterior recuperación de llaves con instalación de llaves nuevas en medio, pérdida y posterior recuperación de teléfono móvil, confusión entre salero y azucarero, líos con compañías de telecomunicaciones, hiperactividades, ansiedades y agobios varios, primera compra de marujo en supermercado, montaje de muebles; desmontaje, transporte y montaje de ordenador, de equipo de música; decisiones unilaterales sobre decoración, limpieza, amueblamiento, rompida de cuernos en esto último; orden y desorden, adaptación, etc.), pero son cosas que en el momento en que me pasan, no pienso precisamente en relatar en el blog....

A todo esto, sumo los efectos de mi reciente despido laboral, perfectamente relatados (sin pretenderlo, además) en el post anterior, mi respuesta a Dña. Rosa Mª Artal. Punto por punto. La recuperación ha sido larga y costosa, y aún no estoy seguro de haberlo asumido y superado...

viernes, 23 de julio de 2010

Participaciones extrablogueras: "La terapia del shock".

A continuación incluyo un comentario mío escrito recientemente en el blog "El periscopio", de doña Rosa Mª Artal, donde su entrada citada, "La terapia de shock", ha despertado un especial eco en mí, y me ha inspirado lo suficiente como para responderle en un tono de desesperación y queja... casi renuncia personal a mi sitio en la sociedad y lugar que me correspondería, por lo podrida y descompuesta que está aquélla.

El asunto que trata ahí no deja de ser vital por repetitivo. Pero lo que sí es cierto es que cada vez me cuesta más participar. Tengo que reunir fuerzas y motivos para exponer mi punto de vista, más o menos el mismo, pero de forma distinta, enfocándolo desde diferentes sitios, expresándolo a través de metáforas varias... Acaba convirtiéndose en un tópico, y se va cuarteando en mí. Pues lo que sí he notado es que antes me aprestaba a proponer soluciones, o al menos, mi disposición a ponerme bajo la batuta de alguien especialmente capacitado para poner orden, pero ahora ni eso. He de reconocer que dicha disposición era un tanto ingenua: ¿cómo sabré quién está capacitado? ¿cómo estaré seguro de que una persona es honesta, inteligente y sabia, para unirme a su proyecto desde la base, de forma anónima, sin ninguna otra pretensión por mi parte...?

En esta ocasión, doña Rosa ha usado la metáfora de una terapia a base de repetidas torturas eléctricas que aplicaban hace décadas, al cabo de los cuales la víctima, si sobrevivía, acababa apagada, temerosa, sin ganas y sin fuerzas para vivir.

lunes, 19 de julio de 2010

Real guerra de Vietnam.

Durante la elaboración de mi pasada entrada, el análisis personal de "Apocalypse Now", he recopilado abundante información aquí y allá, todas ellas más o menos impactantes, pero destinadas única y exclusivamente a contribuir en profundidad y fundamento todo cuanto afirmaba. Pero voy a hacer una excepción.

Así pues, creo que en la filmación de dicha película se dejaron "esto":




No lo voy a "destripar" (nunca mejor dicho) ni analizar. El que quiera verlo y sacar conclusiones, que lo vea. Lo he encontrado en Youtube, en la siguiente dirección:


pero como creo que va a ser censurado, lo he descargado y lo he incluído íntegro aquí, en formato *.ftv, en mi blog.

viernes, 16 de julio de 2010

Iconos cálidos Para Leer Despacio: APOCALYPSE NOW.

AVISO: Entrada larga y muy profunda, sincera y erudita.


Hacía ya tiempo que me rondaba la cabeza esto: Dedicar una entrada a esta grandiosa película de guerra que cuando la vi por primera vez, me impactó mucho. Hasta ahora, la sección "Iconos cálidos" de éste mi humilde blog se centraba en personas, pero hoy rompo la norma y la dedico a una obra.

Así siento un pequeño precedente, abriéndome a cosas aparentemente inanimadas.

jueves, 17 de junio de 2010

Iconos cálidos: Mónica Bellucci.

Si Dios creó a la mujer, Dios debería haber sido mujer, porque si no, no me explico de dónde ha salido "esta" mujer.



Heredera de Sofía Loren, Gina Lollobrigida, Ava Gardner y otras pocas figuras femeninas que conforman desde los orígenes del celuloide y el papel couché una impalpable corriente donde la carnalidad, la fuerza, el misterio y la elegancia alcanzan sus cotas más altas sin pelearse entre sí, Mónica Bellucci ha dejado el listón muy alto. Sólo otra italiana podrá en el futuro nombrarse su heredera. Otra italiana con infancia firme y abierta en el campo, correteando entre huertos, olivos, frutales y visitando de vez en cuando la playa; que de jovencita vaya a vivir a la ciudad y sepa cómo se las gastan ahí, sin perder la cabeza, y simplemente, conforme crezca y se desarrolle tanto física, como mental como profesionalmente, se deje ver por algún "ojeador" que capte su talento y la aúpe a las posiciones que se merece.



martes, 15 de junio de 2010

Burkas de la sociedad occidental.

Hace poco ví un anuncio de lencería francesa, en donde se veía a una hermosa y atractiva mujer ataviarse con un atrevido y sugerente conjunto íntimo, después maquillarse ante un espejo, quedando un auténtico monumento digno de disfrutarse, capaz de partir corazones masculinos a su paso con un solo guiño... y cubriéndose todo ello con un burka, o lo que sea, esa prenda de ocultación extrema que cubre absolutamente todo el cuerpo de la mujer, dejando tan sólo una rejilla en los ojos.



El efecto estaba conseguido en la mente de los espectadores: ¿para qué tanta belleza, si luego está oculta bajo una prenda así, tan "burda" y axfisiante? Lo más lógico es que saliera a la calle, se exhibiera y arramblara a su paso con todos los varones, dejando al aire su fuerte aura de seducción y atractivo...

Esa era la moraleja más evidente, la primera que se forma en la cabeza del consumidor. Después ésta se dedica a otras cosas, cada uno a lo suyo... o a recibir más lenguajes simbólicos y visualmente impactantes que sigan pastoreándolos (tal es el objetivo de la publicidad).


Pero... no puedo evitar pensar... ¿no es también la fase previa de la seducción femenina una especie de burka intangible? Maquillajes, champús, cremas corporales, carmines, lacas de uñas, lencería íntima...

Las mujeres occidentales no son precisamente libres para escoger su aspecto físico. Existen cánones que las tiranizan desde dentro para que cumplan con ellos, sí o sí. En caso contrario, serán segregadas, discriminadas, apartadas de los privilegios que gozan las afortunadas que sí cumplan... Existe también una potente industria en torno a las mujeres que se ocupan de que el "burka occidental" no pierda su vigor: cirugía plástica, en todos sus grados: silicona, bótox, extracción de grasas, estiramiento de piel, depilaciones, etc.

¿No es una especie de burka todo el perifollo que rodea a la mujer que quiere considerarse atractiva, o que debe serlo por su trabajo y su forma de vida?


A las niñas musulmanas de las etnias más radicales les espera el burka. Pero las niñas occidentales no gozan de mejor suerte, también se verán abocadas a los efectos devastadores de las modas implacables que aguardan como la boca de un oscuro túnel en su pubertad. Que se ilumine o no, será cuestión de suerte (genética, educación, afecto, forma de ser, apariencia, alimentación, oportunidades de exhibiciones... raras combinaciones de todos estos factores con muy poco margen de tolerancia).

Así que, a riesgo de atraer sobre mí las iras feministas, pregunto: ¿quién está mejor situada? ¿la que sólo tiene que ponerse una prenda para salir a la calle y realizar sus funciones sociales, sin importar su aspecto físico, cumpliendo sólo con la higiene corporal básica, o la que dedica su tiempo a los rituales de belleza obligatorios antes de exhibirse a la vista de todo el mundo?

En el primer supuesto, además, caben todas las mujeres, sea cual sea su físico, estado y edad (incluso hombres que se consideran mujeres); en el segundo, en cambio, se "sufre" para cumplir mínimamente con esa ley no escrita.

Son raras las mujeres que salen tales cuales, sin arreglarse, aunque sea de forma contestataria y rebelde, según sus gustos, para transmitir algo. De una o de otra forma, el "burka occidental" influye y se hace notar... aunque sea para reaccionar subconscientemente contra él.

Digo yo que esa prenda tiene un lado positivo que sus practicantes han asumido, y que no están por desprenderse de él así como así, visto a lo que se encuentran y se enfrentan cuando vienen a Occidente, de la mano de sus dominantes y celosos maridos...

A mí, como hombre, desde luego, estoy en contra de esa prenda. No me fiaría de una persona que va cubierta de la cabeza a los pies, que a saber qué portará debajo, si una bomba, un arma de fuego, un machete... o un "paquete" en "toda regla". Además, qué coño, me gusta ver mujeres arregladas, bonitas y atractivas paseando por la calle.

Por otra parte, ¿quién sabe...? A lo mejor  prevengo desde ya esa influencia estética que avanza desde el sur y desde oriente medio, porque con la inmigración, vienen con sus gustos y preferencias, y algún día podríamos, los nativos, "cogerle el gusto" a esa tendencia que tan extraña parece ahora a nuestros ojos... Esto inquietaría a más de un bolsillo que se llena sin cesar con la potente industria de la belleza femenina.

sábado, 12 de junio de 2010

Turismo nocturno en la gran ciudad.


El joven tomó sin ganas la copa de la mesa y se la llevó a los labios. Apenas un sorbo y la dejó otra vez. Se preguntó qué demonios hacía ahí, en ese show-girls, por el que le cobraron un pastón por un refresco normal y corriente.

Prestó atención al espectáculo que se desarrollaba unos metros más allá. El local estaba de bote en bote. Humos blancos cruzados por focos de luz de muchos colores. El ambiente era muy cargado, un pelín sórdido. Se lo habían recomendado unos amigos, pese a que no era nada asiduo a ese tipo de garitos. Pero claro, estaba en esa enorme ciudad, y esta parada era casi obligatoria, parte de la ruta turística.

En el escenario, tres chicas llevaban a cabo un numerito lésbico sobre un enorme colchón. Encima de éste, a unos dos metros escasos, una robusta reja fija de barras horizontales cruzadas servía de asidero. De esa reja colgaban aquí y allá unas pocas cuerdas que terminaban en aros, a distintas alturas, de tal manera que aquello servía como base de actuación de números eróticos donde se mezclaban el contorsionismo, la fuerza, la resistencia y el equilibrio con los desnudos, parciales o totales, con todo juego de posturas horizontales y verticales, junto con una pizca de sadomasoquismo, el dominio de quienes se colgaban sobre quienes se tumbaban en el colchón, atados o no, dependiendo de la actuación.

sábado, 1 de mayo de 2010

Préstame sólo cuatro minutos de tu tiempo, preciosa...

... para bailar pegadito a tí esta canción, "When the smoke is going down", de los Scorpions.

Seguramente notarás que algo físico crece entre nosotros durante estos minutos, pero te pido que por favor no le des importancia... Si te disgusta, puedes retirarte, o bien puedes hacer como que no lo notas... Y si te gusta, o no te sientes incómoda, y deseas continuar, me haces una señal convenida, por ejemplo, levantar una manita tuya a mi nuca, y rebuscar ahí con los dedos... No hace falta que digas nada... Entonces buscaré tus labios despacito... antes de que el humo baje...

martes, 20 de abril de 2010

Sí, hay vida en otros exoplanetas, pero...

...prácticamente no existe posibilidad de contactos mutuos.

Es cuestión de escalas.

Teniendo en cuenta la escala física:

Imaginaos una habitación cerrada. Se le quita todo el aire. Y también la gravedad. Las partículas de polvo flotan. Un fotógrafo hace una gigantesca macroinstantánea en tres dimensiones y a gran resolución. Tan grande que podemos ver con microscopio la superficie de una diminuta mota de polvo. Vemos que ahí se ha desarrollado la vida. Por supuesto, dicha mota de polvo flotará caóticamente a gran velocidad a lo largo y lo ancho de la habitación, al ritmo vectorial que marcarán las fuerzas de atracción/repulsión de grandes motas de polvo, estrellas, gigantes rojas, enanas blancas, agujeros negros, o cúmulos variados de todos ellos, cuyas masas son lo suficientemente grandes como para marcar dicho ritmo a nuestra humilde y frágil motita de polvo.

Ahora la escala temporal:

Según los geólogos, si la vida del planeta tierra se representara en una hora, la vida sólo ocuparía aprox. los últimos ocho o nueve minutos. Y la sociedad humana, el último minuto, siendo muy generosos. Así que el desarrollo tecnológico que disfrutamos en las últimas décadas no pasaría de... digamos medio segundo. Desarrollo tecnológico suficiente como para llamar la atención de otras posibles sociedades desarrolladas, si es que les llega el mensaje. Y no digamos poder realizar viajes interplanetarios, que aún no hemos alcanzado ese grado (y lo que nos queda).

Y todo esto a escala planetaria, geológica, no estelar ni cosmonáutica, que ya sería irrisoria: en la mencionada referencia de una hora para todo el tiempo de existencia del universo (es decir, la habitación vacía), nuestra vida duraría apenas un picosegundo (0'000001 microsegundos).

Así pues, conjugando ambos factores, ¿qué tenemos? No sólo que dos insignificantes motas de polvo de la habitación sin aire y sin gravedad deben estar "casualmente" cerca; también que sendas motas estén en ese "intervalo" de tiempo durante el cual se ha desarrollado la vida; y además, en una de ellas por lo menos, dicha vida esté lo suficientemente evolucionada, tanto biológica y tecnológicamente, como para "tender" el nanohilillo conductor hacia la otra mota de polvo e inaugurar el puente entre ambos... Todo esto, lógicamente, si la sociedad en cuestión no ha sucumbido a una autoinmolación en forma de guerra planetaria, víctima de sus propias ambiciones y tecnología a su servicio... Además, por supuesto, la "mota de polvo-destino" debe estar también entre sus "cinco minutos" de habitabilidad, que no de vida propia creada o evolucionada.


Así pues, estadísticamente, ¿sería posible que durante no más de cinco segundos, diez siendo generosos, una mota de polvo flotando en una inmensa habitación se acerque a otra, y que en esos pocos segundos, unos seres inteligentes de la primera mota se pongan en contacto con los posibles seres también inteligentes de la segunda...? Búsqueda, encuentro, primer contacto, toma y análisis de datos remotos, preparación del viaje... Un segundo, que puede traducirse en nuestra escala en... digamos cuatrocientos o quinientos años, tirando por lo alto. Y todo ello sin contar el viaje en sí: si se domina la luz como forma de energía propulsora y se fabrica un aparato que pueda transportar un equipo mínimo, el viaje podría durar... digamos otro par de segundos, uno para curarnos en salud: otros quinientos años.

Permitir que lo dude.

Y sin embargo...

jueves, 15 de abril de 2010

De tripas corazón.

He roto una regla básica en mi trato con el otro sexo... Mejor dicho, la voy a romper en breve. Pero ya he dado el primer paso.

Dicha regla sólo la quebranté una vez. Y no me sentí nada bien por entonces, reafirmándome en ella y manteniéndola contra viento y marea.

domingo, 11 de abril de 2010

Respuesta a "Tríos sexuales que terminan en drama".

Una ventaja que representa la etiqueta "Participaciones_extrablogueras" es la del rescate de textos antiguos cuyo argumento sigue siendo válido para mí hoy en día, tanto para defenderlo o rebatirlo, regustar su redacción, atrevimiento, osadía y chispa, añorar viejos buenos tiempos y dar a conocer a las dos o tres personas que todavía me leen otros sitios de internet.

Es mi opinión sobre los tríos sexuales, en el blog "Cama redonda", uno de tantos de "El Mundo", escrito por Josep Tomás (aclaro que dicho blog tiene ahora un nuevo formato, lo que puede prestarse a confusión por parte del interesado...)

martes, 6 de abril de 2010

Esvavid. - Estrella variable de la vida.

Llevo algunos días pensando en esta nueva etiqueta que hoy estreno. Al final me he decidido llamarla así: Esvavid, siguiendo la moda de las siglas o los acrósticos.

La imagen que más insiste entre las que las que tengo en mente es... una estrella geométrica, tipo pentagrama (cinco puntas), estrella de David (seis puntas), de siete puntas, o de ocho puntas (dos cuadrados)...

Luego, a esa figura plana de número variable de puntas le otorgo una proyección, que será su tercera dimensión, que corresponderá al tiempo. Es decir, que cada día esa estrella avanza, o crece, como originando una columna estriada tras de sí. El origen de esa estrella es mi nacimiento.

Cada punta representa un campo inherente a mí, como ser humano: en un principio, había pensado sólo en los tres típicos de la expresión "salud, dinero y amor", formando un triángulo. Pero profundizando más, me dije que eso sería demasiado simple. Quizás la "Esvavid" parta de dicho triángulo, pero cada punta tiene a su vez más puntas: familia involuntaria, familia voluntaria (pareja e hijos), amistad, hogar, seguridad, imaginación o fantasía, alegría, empatía, decisión, valor, suerte, riqueza disponible, riqueza futura (o perspectivas), relaciones sociales, relaciones íntimas, salud física, salud mental, salud sensorial, capacidad de sufrimiento, determinación, nobleza, bondad, fuerza... En fin, muchas puntas que pueden depender unas de otras, o ser completamente independientes entre sí.

La robustez de dichas puntas, o su raquitismo, irá en proporción directa con el desarrollo de dichos campos. Se puede tener una familia involuntaria inexistente (hijo único y huérfano desarraigado), pero disponer de mucha riqueza disponible y futura, así como una salud física frágil y endeble y una salud mental de hierro, una pareja maravillosa pero estéril, venirse abajo en una pelea conyugal y ser una máquina imparable en la empresa; disfrutar como el que más de la pesca, pero aborrecer los deportes de competición; que toque la lotería pero ser tuerto y sufrir de sordera parcial, etc.

Cada punta varía con el paso del tiempo. Lo que ayer era una robusta punta en la seguridad laboral, hoy puede ser cercenada brutalmente. Lo que un año atrás era una familia feliz, dentro de un año puede quedar en un solo superviviente y sufrir una soledad coral. Lo que dos meses atrás son millones y millones de € a su disposición, mañana puede verse en la cárcel...

Así, la columna que deja esa estrella en su devenir diario, tiene unas estrías siempre cambiantes. Para facilitar su visión, otorgo diferentes colores al desarrollo de las puntas, y por ende, las estrias que va originando: rojo inflamado para su hiperactividad, verde para satisfación personal, azul para un menguante y resignado declive y gris o negro en el hueco de la falta o subdesarrollo de dicha estría... El blanco lo reservo para su nacimiento.

Además, la Esvavid gira muy muy despacio sobre sí misma. Por cuestiones de equilibrio, de resistencia física, debe girar para avanzar lo más recto posible...

Además, pensándolo más detenidamente aún, englobaría aquí mis pasados posts "Memoria emocional" y "Un tanque con patas", ambos sobre mí mismo, sendas puntas de mi "Esvavid".

domingo, 4 de abril de 2010

Participaciones extrablogueras: Contra la trata de mujeres.

Rebuscando por ahí, encontré un texto mío que, a raíz de esta entrada en mi antiguo blog, he creído conveniente rescatar para dar mayor énfasis a mi opinión sobre una de las peores lacras sociales de todos los tiempos.

Dicho texto lo escribí para la presentación de un blog mexicano que, como tantísimos proyectos en la red y en otros ámbitos, se ha quedado en nada. Tristemente, pues lo que se denuncia ahí es muy grave. Y además en un país como México, donde esto adquiere dimensiones de escándalo, pero al ser pasto del tópico del "tercer mundo", no tiene apenas eco en la sociedad.

Me lo tomé como un reto e invertí energía y tiempo en él, y además el tema en sí es suficiente motivo como para destacarlo aquí, sin importarme en absoluto contravenir la regla no escrita del bloguero de "no repetir textos antiguos".

sábado, 3 de abril de 2010

Memoria emocional.

Concepto nuevo: debería registrarlo y cobrar cada vez que se usa entre profesionales del ramo, pero en fin...

Al hilo de la expresión "inteligencia emocional", que designa una determinada actitud psíquica ya un poco pasada de moda entre el gran público deseoso de encasillar la química orgánica cerebral que deriva en diferentes sensaciones y comportamientos, acuño aquí el equivalente... contrario, casi linealmente opuesto: Memoria emocional.

¿A nadie le pasa que de repente ver u oír algo inofensivo desata en el coco una fortuita y absurda cadena de recuerdos que termina en uno especialmente significativo, que se revive tanto que el  reflejo de rechazarlo con un gesto físico (una expresión, una frase, un aspaviento...) hace volver a la realidad? Y es entonces cuando se cae en la cuenta de que se ha llamado la atención de los de alrededor, tanto conocidos como desconocidos, que se quedan mirando sorprendidos... Los primeros nos preguntan qué pasa y los segundos continúan con sus quehaceres, pensando probablemente en el loco que tienen al lado... La actitud que se tiene a continuación es la de intentar disfrazar esa reacción con un canturreo, o un imaginario dolor muscular, o un rascarse en una zona un poco inaccesible...

A mí me pasa a veces. Y no sólo con un recuerdo, sino con varios, tanto recientes como de mi pasado más lejano. Torpezas y sandeces que en su momento no tuvo mayor trascendencia más que un leve correctivo o una pequeña vergüenza, pero la incómoda sensación que quedó se agarró como una lapa. Recuerdos que, cuando se está tranquilo y relajado, ni siquiera se sabe muy bien en qué consisten, están como apagados, en la sombra... En algunos determinados momentos, en que estoy centrado y seguro de mí mismo y me da por rebuscar para sacarlos y afrontarlos, quitándole toda la fuerza emocional que conllevan, no salen ni de coña. Nunca he sabido porqué. Aunque en el fondo, tampoco le doy mucha importancia...

En mi afán de intentar encontrarle una lógica, he usado una metáfora un poco siniestra, pero que le va como anillo al dedo. En la árida y accidentada llanura por la que transcurre mi razonamiento diario, donde se mezclan paisajes nuevos con recuerdos y aprendizajes, dichos momentos son como hormigas león: esos insectos carnívoros que se entierran a cierta profundidad, en la punta de un cono de arena resbaladiza, esperando a que la presa caiga en su trampa. Por mucho que ésta intente trepar para salir de ahí, al final suele caer en los fuertes quelíceros que aguardan en el fondo, y que se cerrarán como un tremendo cepo... Me veo un poco reflejado en el esfuerzo titánico que desarrolla la presa para salir de ahí cuanto antes... y una vez arriba, seguir mi camino, fingiendo que no ha pasado nada.

A esto lo llamo yo "memoria emocional". Dos conceptos mentales que no siempre se controlan, o que no se consigue con el efecto deseado, se juntan y... voilá! sirve para denominar asépticamente esa parte de la memoria que guarda emociones incontrolables. Dicho concepto también englobará -es un suponer, doctores más cualificados hay para determinarlo- las pesadillas que derivan de diferentes traumas graves que han vivido muchas personas: accidentes, abusos, guerras, palizas, atentados, persecuciones... y que, afortunadamente, yo no he vivido (toco madera...). Imagino que si fuera así, otro gallo cantaría, y todo lo escrito aquí, en esta entrada, saltaría por los aires.

domingo, 28 de marzo de 2010

Un tanque con patas y pies de barro. Crítica al erotismo de internet.

Hay días en que mi psique está como encadenada a suelo y paredes, pero la fuerza y seguridad en mí mismo son tales que tiro y me muevo con todo ello, arrastrándolo hacia donde quiero, sin nada que lo evite... excepto la lentitud que provoca dichas ataduras, que me hace pensar cuantas veces necesite un paso antes de darlo, concluyendo en una autoconfianza completa al terminar dicho paso y emprender el siguiente.

Hoy es uno de esos días. Lo que prueba que mi inseguridad crónica es producto de la química corporal: no soy una máquina con rendimiento fijo sujeto a limitaciones físicas, sino un conjunto de reacciones químicas muy complejas que, a día de hoy, nadie puede abarcar y mucho menos comprender. Ni siquiera el mayor interesado: yo.

Por más que le doy vueltas a la cabeza, no recuerdo las circunstancias anteriores que me han conducido a este tan deseado estado anímico para enfrentarme al resto del mundo: alimentos tomados las últimas veinticuatro horas, hechos, proyectos, ocios, lecturas, razonamientos, etc. Lo único que sé es que no es la primera vez que paso por esto, y ésta no será la última vez.

Desgraciadamente, este estado de ánimo no se da con la suficiente frecuencia en mí como para generar en éste mi blog una etiqueta titulada así, "Un tanque con patas", donde escribo con una seguridad en mí mismo aplastante, sin dar concesiones ni opción a nadie, con un tono insultantemente engreído y antipático, que repateará a los tres lectores que todavía me siguen.

Así que aprovecharé este efímero cristal tan férreo por el que estoy viendo la vida, para analizar un hecho íntimo sobre el que llevo días dándole vueltas.

domingo, 21 de marzo de 2010

Trabajo o mantenimiento.

Tal y como está planteado el mundo laboral existen básicamente dos tipos de trabajo: aquél que da réditos todos los meses y aquél que da réditos al terminar la obra.

Entre los primeros están las empresas de servicios básicos: electricidad, agua, medicinas, seguros, alimentación, telecomunicaciones (aunque éste último es cuestionable), etc... y que se debe aceptar por narices para sobrevivir o vivir con dignidad. Por ello, no hay más remedio que apechar con dichos gastos. Por tanto su rendimiento está asegurado todos los meses. La única variable es quizás la competencia, con una diferencia de precios que realmente no es tal, sino ganas de marear la perdiz.

Y entre los segundos, están todos los demás: construcción, diseño, creación, generación, montaje... Trabajos que necesitan nutrirse constantemente de proyectos y negocios para salir adelante. Esta estructura es su mayor debilidad. Pues llegará un momento en que, o bien ya no queden materias primas, o bien ya no se necesiten más productos, o bien se cubran todos los frentes disponibles sin haber lugar para más.

La conclusión es lógica: todas las empresas o negocios que se emprendan en la segunda clase, tenderán inevitablemente hacia la primera clase. Para ello se usarán las más variadas estrategias. La más común es la publicidad. Generar necesidad permanente de un producto, de tal manera que el negocio esté asegurado el máximo tiempo posible. Otra modalidad es el "mantenimiento", con todas sus sesudas variantes, estudios, técnicas, etc.

Creo que aquí es donde ha metido la zarpa la SGAE. Montárselo de tal manera que, se produzca o no, periódicamente se generen "beneficios" por algo que simplemente ya está "ahí". Como cobrar alquileres, y encima, de algo que no necesita "mantenimiento", como un tendido de electricidad, o una instalación de fontanería...

Yo soy electricista, y según el montaje de la SGAE, debería cobrar todos los meses de las instalaciones que voy realizando, por su "uso y disfrute" ajeno. A pesar de que me han pagado por ello, habría que definir dicho "uso y disfrute" posterior por parte del usuario final. Cuantas más instalaciones eléctricas realice, más sumará el montante mensual. Simplemente porque he diseñado la instalación, he pasado el cable por los tubos, he conectado y todo funciona. Los albañiles lo mismo: de cada casa que construyan, cobrar una cantidad al mes. Idem con los fontaneros, y tantos otros gremios.

Ya que nuestro trabajo es de fin de obra. Se puede argumentar que llegará un momento en que ya estará todo hecho, que no harán falta más electricistas, albañiles, mecánicos, etc., salvo los mencionados "de mantenimiento". (Y todos sabemos que dicha labor es, a veces, "motivada" por los propios operarios, provocando averías con las que justificar sus puestos de trabajo. Tengo la experiencia suficiente como para afirmar que los que están de "mantenimiento" son eso, unos "mantenidos". Enchufados, favoritos, amiguitos, familiares... y encima, en su mayoría, vagos y perfectos inútiles).

Pero noo, por Dios. Todos se echarían las manos a la cabeza. La cantidad de gente que viviría así sería tremenda. Las facturas serían de órdago. Los gastos se multiplicarían. Los bancos y las empresas no darían abasto...

Sin embargo, es algo perfectamente lógico: un pringado como yo, que ha pasado con esfuerzo cientos y cientos de metros de cable de 100, 150, 200 pares telefónicos, de 8, 16, 32, 64 o 256 fibras ópticas, los ha conectado, comprobado y garantizado, proporcionando así soporte a un montón de "negocios virtuales" de los de traje y corbata, con sueldos mucho mayores que el mío, ¿porqué debería sufrir en mis carnes el fantasma de la degradación social, en forma de paro, disminución de sueldo, pérdida de poder adquisitivo, etc.? Cuando ha sido gracias a mi labor que todos esos "vampiros sociales de altos vuelos" están donde están... es decir, sobre mí, para caer yo antes que ellos.

Y como yo, un albañil que ha construido la sede desde la que trabajan, un mecánico que ha montado el coche por el que se mueven, un peón que ha recogido la fruta de la que se alimentan...

¿Porqué debería sufrir el pobre albañil que ha levantado y lucido la pared del local donde se va a instalar la sucursal bancaria a la que va a acudir luego para pedir una hipoteca, se la concederán (si se la conceden) con condiciones leoninas y si no levanta suficientes paredes después donde sea, le van a dar una patada en el culo? ¿porqué ese albañil se puede quedar mendigando en la puerta del local mientras los tipos trajeados entran y salen con maletines llenos de dinero? Así me siento yo cada vez que entro en el futuro despacho de un alto ejecutivo a conectar las tomas de corriente, de antena, de teléfono... y en mis esporádicos días más oscuros y llenos de rencor y mala baba pienso: "ojalá le dé un calambrazo algún día, maldita sea".

sábado, 13 de marzo de 2010

Iconos cálidos: Miguel Delibes.

En primer lugar, aclarar que el esta sección de "Iconos cálidos" haya sido copada por actores hasta ahora es pura casualidad.

Y para demostrarlo, dedicaré ésta a don Miguel Delibes. De paso le rendiré un sencillo, sincero y humilde homenaje.


Leí "El príncipe destronado", y evocó mi niñez con palabras certeras y sencillas.

Entrañable y venerable. El abuelo sabio y lúcido que todos deberíamos haber tenido. Uno de los poquísimos ejemplos (si no el único) que necesita este país para sacar lo mejor de todos nosotros, seamos de la región, tendencia política o nivel social que tengamos y unirnos un poquito más. Pues nadie, catalán, vasco, andaluz, político, empresario, obrero, parado, estudiante, extremista, moderado... nadie ha sacado una nota negativa de él.

Su vida ha sido ejemplar. Su obra también. Ahora que se ha ido, todos deberíamos intentar hacer de tripas corazón y tomarnos una pequeña pausa para recapacitar, e intentar que su estela no se pierda en la furibunda actualidad... Creo que éste es el mejor homenaje que entre todos podríamos dedicarle...

En fin. Me ha quedado un poco demagógico, pero no por ello menos cierto. Estoy en una época en que las palabras ya no me salen con tanta facilidad como antes... pero no he querido dejar pasar esta ocasión para intentar expresar lo que siento por la pérdida del maestro, aunque sea a sacacorchos.

sábado, 27 de febrero de 2010

Iconos cálidos: Lena Headey.

Como todos mis demás iconos cálidos, esta actriz no es muy conocida entre el público en general. Pero si menciono la película "300", y cito el papel de la bellísima reina Gorgo, a algunos se le iluminarán de inmediato sus ojos, como a mí.

domingo, 14 de febrero de 2010

¿"Una, grande y libre"?

No soy de derechas. Considero el conservadurismo, junto con todas sus filiales (neocon, catolicismo, regionalismos o nacionalismos locales, ultracon, liberalismo, capitalismo y demás ramificaciones) como algo retrógrado, egoísta, hipócrita, haciendo con la mano pública lo que deshace con la otra a escondidas, guardando las apariencias. La sociedad al servicio del dinero, de las ganancias, el "dejad hacer, dejad pasar, que el mundo gira por sí solo" (sobre el eje del dinero), los negocios, las ideas e iniciativas, sean cuales fueren, sobre todo si son buenas, siempre al servicio de lo privado, de quien se lo pueda permitir y para beneficio de unos pocos. En cualquier sociedad occidental es la peor opción que puede tener a la hora de ejercer como guía. No invertir si no se tienen ganancias posteriores, a un plazo determinado. Servicios públicos privatizados: ya se ha visto que funcionan sólo si hay ganancias de por medio. Sanidad, educación, incluso seguridad. Si por los potentados fuera, incluso existiría una judicatura, autogobierno, servicios religiosos, ejército, policía, limpieza y demás servicios sociales privados, que sólo disfrutarian ellos, por supuesto. Lógicamente, para encontrar mano de obra y cubrir los puestos que generarían dichos servicios, habría que recurrir al pueblo llano, a los comunes, pero siempre con una selección brutal y basada en resultados y eficacia. Ya que lo que pagan supuestamente lo vale. Lo único en que se diferencian las mencionadas ramificaciones son el grado de tolerancia y moderación, se llamen como se llamen, para con los que no piensan como ellos o persiguen otros objetivos.

Eso sí: cuando hay crisis, se recurre a lo social, al dinero público. Pero mientras se generan ganancias, éstas se reparten entre quienes han invertido. Y ya se ha visto que las crisis las originan en su mayor parte los que propician dichas ganancias, con montajes financieros en negocios con el mínimo control público, sin niguna previsión, y después, cuando todo cae como un castillo de naipes, es el sálvese quien pueda.

Dejando sentado lo anterior, sí echo en falta una idea en particular, que la derecha española ha hecho suya con todo descaro y sin pudor alguno durante cuarenta años, haciendo que quienes compartan a posteriori esa idea pero también están en contra del resto de sus postulados, sea tachado inmediatamente como de derechas radical. La idea de una entidad social o comunitaria con la que identificarse, el patriotismo.

¿Fueron los rusos patriotas durante la Segunda Guerra Mundial, esencia del comunismo? Polémicas fuera, la respuesta no ofrece lugar a dudas, tanto desde dentro como desde fuera, pese a la propaganda y la contrapropaganda.

¿Fueron los españoles patriotas durante el franquismo? La respuesta tampoco debería dejar lugar a dudas.

En ambas cuestiones, de signos políticos adversos, subyace la idea hermosa de un país, una madre patria, una entidad comunitaria en nombre de la cual se soportan los más indecibles sufrimientos, sacrificios y esfuerzos para acometer empresas y proyectos casi sobrehumanos. La pertenencia a algo por haber nacido ahí y haberse criado en su seno, echando raíces en forma de sentimientos emotivos por ello cuando llega el momento de participar e integrarse en la maquinaria impalpable que hace que funcione y mejorarlo para las generaciones futuras. Algo de lo que sentirse orgulloso, por lo que pensar cómo mejorar, cómo esforzarse, aún a costa de sufrir un poco...

Desgraciadamente, la historia ha demostrado que esta idea, las enormes energías destinadas a ella, da frutos muy polémicos. Para empezar, se cae con mucha facilidad en el exclusivismo, en la segregación excluyente, a menudo violenta e impuesta contra la voluntad de las llamadas "minorías". Se usa como justificación de fanatismos varios. Para seguir, dichos frutos son cosechados y pervertidos por los dirigentes de formas más o menos provocativas, además de prestarse a manipulaciones y subterfugios de lo más censurables, independientemente de sus signos políticos. Por otra parte, el daño producido por su mal uso no es inmediato: generaciones venideras que ven esa manipulación tan descarada y tergiversada hacen que se vuelvan escépticas y blindadas a los efectos de dicho eco aglutinador.

Sin embargo, hoy por hoy, es lo único que, en mi opinión, serviría como contrapeso a la corrupción. Que sea algo sincero que emane del mismo individuo, ocupe la posicion que ocupe, para hacer las cosas bien, como deben hacerse, para beneficiar a aquellos a quienes se sirve o con quienes colabora, sin ánimos exclusivistas o partidistas.

Dicho sentimiento se manifiesta hoy en día en forma de nacionalismos regionales, clubes de fútbol o sociedades deportivas, y en el ámbito laboral, la empresa. Incluso se puede incluir aquí la pertencia a clanes, pueblos o familias numerosas...

Pero hay algo que el país o la patria dispone que ninguna entidad anteriormente mencionada posee: la historia. Casi tres mil años de invasiones, guerras, revoluciones, reacciones, mezclas, descubrimientos, hazañas, fuerzas y debilidades, fracasos... todos documentados. La historia de España.

Y es esto lo que quiero defender aquí. Quiero defender que ser español es conocer porqué lo soy, y enorgullecerme de ello. Quiero expresar mi malestar cada vez que alguien pisotea ese sentimiento. Quiero que, si alquien en quien confío plenamente para que me lidere, a mí y a los de mi alrededor, me pide que me tire por un barranco y me justifica dicha orden desde la razón, la dialéctica, el respeto y mi libertad de elección, y se me presente la oportunidad de hacerlo, pues me tiro por el barranco. Quiero que los sacrificios que han sufrido los que han venido antes que yo para estar donde estoy sirvan de ejemplo vivo en mí, sirviendo yo a mi vez de ejemplo para generaciones venideras. Y quiero que dicho ejemplo sea anónimo, humilde y sin pretensión alguna.

Tener la sensación de pertenecer a un grupo de personas honradas y trabajadoras, que nos embarcamos en una empresa y arrimamos el hombro, sin ingenuidades ni demagogias, con fuertes y justas defensas contra el aprovechamiento ilícito de unos pocos desde dentro, las épocas de vacas flacas y las previsibles embestidas de otras comunidades vecinas cuyos intereses machacarían injustamente las nuestras.

viernes, 8 de enero de 2010

"¿Falta grave?"

Uno de los errores más comunes de la filosofía es su desvinculación dogmática y académica de la vida real. Sólo estuve en contacto con esa asignatura medio curso, pero fue suficiente como para hacerme con unas bases que vendrían a definir cómo NO debe hacerse filosofía.

Bien, al grano. Esta mañana, dormitando ante un sudoku difícil y calentito, dejé suelto mi razonamiento. Y mediante una cadena de recuerdos, justificaciones, actuaciones, etc., se me ocurrieron las siguientes conclusiones.

Un ser vivo tiende a mirar por la supervivencia de la especie. No soporta estar solo, sin ningún semejante al lado, aunque sea más allá de sus territorios. Simplemente identifica las señales que el vecino le deja para indicar su existencia, y las cruza en la tregua periódica de las épocas de celo.

Bien. Una de las formas de sociabilidad es básica, tanto que se aprende de cachorros: no hacer daño físico, porque en los juegos con sus hermanitos, se aprende lo que sufre si se muerde demasiado fuerte, o araña, o golpea, o le quita la comida... Esto último se puede debatir, por supuesto. Pero si no amenaza a la supervivencia y hay alimento o bebida suficiente, se comparte sin ningún problema. Así que una de las finalidades de los juegos con los semejantes de la manada, o de la tribu, o de la comunidad, es hasta qué punto un hecho puede calificarse como "daño" y experimentar eso de primera mano, para abstenerse de volver ahí en el futuro.. salvo si las circunstancias lo empujan (hambre, sed, lucha por la pareja, colaboración mutua frente a terceros o extraños...). La empatía, definida muy bien en la frase: "no hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a tí".

Toda generación joven debe adaptarse velozmente al medio para poder sobrevivir solos cuanto antes. Uno de esos aspectos es el social. El ser humano es un animal social. Vive con otros seres humanos en sociedad, en un espacio relativamente pequeño y concentrado, y colaborando con ellos para sobrevivir. Aún así, hay roces, desencuentros, abusos, violencias...

Aunque parezca mentira, el ser humano es empático por naturaleza. Nunca he visto cómo resultaría la experiencia, pero... me gustaría saber cómo se comportan un grupito de bebés de cierta edad entre sí, si vivieran solos en un espacio cerrado, sin influencias de los adultos: con comida y bebida suministrados a su entera voluntad y sus necesidades básicas cubiertas, me gustaría llegar a ver si realmente se hacen daño entre sí y hasta qué grado. Salvo por los mencionados juegos, curiosidad por saber y experimentar de primera mano qué se siente si se hace daño o se provoca daño, y si se insiste en ello una vez probado el método...

Uno de los rasgos fundamentales de la empatía es la culpa. No la culpa social, la que se presta a manipulaciones más o menos hipócritas y soterradas para conseguir fines retorcidos, sino el remordimiento íntimo. En muchos seres humanos emocionalmente adultos, el remordimiento por una forma de actuación pasada especialmente dañina hacia otros semejantes puede ser autodestructivo. Si se es consciente del sufrimiento que ha provocado, de las consecuencias de un fallo, distracción, dejadez, abuso, indiferencia, empecinamiento en el error, fanatismo... los recuerdos de su actuación vendrán a reconcomerle el resto de su vida. Dependerá de su forma de ser y de encarar las cosas el que dichos recuerdos le aguijoneen más o menos.

Por eso, en las guerras, en las batallas, los soldados que se enfrentan entre sí, los que ponen las manos, el cuerpo, las caras, los ojos... a destruirse mutuamente, son los que quedan más "tocados del ala". Y sin embargo, su actuación se anula para la posteridad. El mérito se lo quedan los generales, los oficiales, los que mantienen su visión preclara detrás de las líneas, ejerciendo sus estrategias más o menos acertadas, como una partida de ajedrez. Los vencedores regresan a sus palacetes colmados de honores, vanagloridados, ensalzados hasta la naúsea. Pero no así los soldados rasos, que dicho sea de paso, son la inmensa mayoría, el grueso del ejército. Y da igual si vencedor o vencido. Lo único que diferencia a un grupo de otro es quizá el destino que les espera y por supuesto, el trato que recibirán las cúpulas mandatarias, siempre al capricho de los vencedores.

Al margen de esta circunstancia extraordinaria (una guerrra es algo que no se da de forma habitual), lo que sí me llama la atención es el... "nivel de depravación" que puede llegar a tener una persona que vive al margen de la ley: un ladrón puede entrar en una casa y arramblar con todo lo que encuentra. Pero raras veces herirá con gran trauma físico a su víctima, mucho menos la matará. En el cine, en la literatura, es típica la expresión "líneas que no se cruzan". Y sin embargo... ¿ese ladrón no es consciente de que, si roba, el daño que puede causar en su víctima puede ser tan grande o más que si existiera un enfrentamiento directo de consecuencias trágicas? Piezas de alto valor sentimental, ahorros trabajosamente reunidos que se destinarían a una jubilación más o menos digna, o a la adquisición de un bien necesario, o a un proyecto costoso de futuro a largo plazo...

"Líneas que no se cruzan..." ¿por qué? Si se cruzan, ¿qué pasaría? ¿se encontraría en una zona de "no retorno"? ¿se trazarían más líneas?

Nuestros antepasados se veían muchas veces abocados a situaciones límite: luchas y asaltos para atacar y para defenderse, y por sí mismos en la mayoría de los casos, con lo que tenían a mano. Alerta casi constante. Aplicaban la pena de muerte sin muchos miramientos. Así que lo único que les quedaba en esta "barra libre" del ojo por ojo sería el remordimiento posterior por el dolor causado a la víctima.

En el cristianismo (hablo de esta religión porque fui educado ahí, y por tanto, sé a qué atenerme en cada momento... hasta cierto punto y a nivel personal, claro está) dicha culpa se trató de suavizar por medio de unos ritos, para que la vida continuase de una forma más o menos provechosa en el afectado y su entorno.

Así que creo que éste es el verdadero significado de la penitencia y del perdón. Actualmente son famosos los ejemplos de soldados que en el calor de la batalla y azuzados por sus superiores, causaron mucho dolor en su momento, y durante el resto de sus vidas intentan librarse de esos recuerdos que conforman casi todas sus pesadillas como de un manto espinoso y rígido pegado a sus cuerpos.

domingo, 3 de enero de 2010

Iconos cálidos: Rutger Hauer.

"Yo... he visto cosas que... vosotros no creeríais... Atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto... rayos C brillar en la oscuridad... cerca de la puerta de Tannhäuser.

Todos esos momentos... se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia.

Es hora de morir."

Roy Batty  ("Blade Runer", 1982)

Palabras que siempre despertarán un aluvión de sentimientos contradictorios en mí. La escena más magistral de todo el cine que he visto. Suena friki, y me importa un bledo que así sea. Lo que importa es el reflejo ya asociado con la vitalidad más expresiva. Mientras sienta dicho reflejo, piense en la paloma blanca que salta volando a la lluvia de las manos del replicante; rememore la tensión de la persecución anterior para acabar así; recuerde la poderosa y amenazante silueta del rebelde saltando y cerniéndose sobre el herido... Mientras recuerde estas escenas y algo en mí se conmueva a continuación, el mensaje de esa gran obra no se habrá perdido del todo.
 
Rutger Hauer ha hecho posible esto. Y se ha ganado un lugar privilegiado en mis recuerdos.