sábado, 9 de julio de 2011

Para Leer Despacio: “Danza para mí”

De la misma manera que afirmé en su día y sin pudor alguno que soy muy sensible a la lencería íntima femenina, hoy sublimo mi ardor visual por una danza íntima... a pesar del calor que hace, o precisamente a causa de él.

Bailar es lo primero que viene a las mentes de los demás, pero no ahora a la mía.

Bailar es moverse al ritmo de la música en pareja, a dúo. Y también en grupo, dependiendo del baile.

Pero danzar es mover el cuerpo para expresar algo: elegancia, misterio, lejanía, atracción, deseo, energía, incluso tristeza... Algo que debería estar integrado en la vida cotidiana, y más si se vive en pareja.

Y las mujeres parece que tienen ese arte “grabado” en sus genes. Con un poco que practiquen, ya despiertan todo ese tremendo potencial seductivo, concentrado en su mayor parte en… ¿adivinan dónde? exacto, las caderas.

Eso que nos ganan a los hombres, además de en algunas otras cosas.

Yo me he visto "danzar" en un vídeo, y no doy pena, no; doy grima. Un oso baila mejor que yo.

"Nueve semanas y media", "Abierto hasta el amanecer", "Gilda"... fueron despertares por esta sensación visual y musical nunca satisfecha del todo.

Claro que… se puede argumentar que, de esto, uno nunca tendrá suficiente.

Pero debo ser muy sibarita y tradicional, puesto que también sueño con una hermosa odalisca de Oriente medio, turca, egipcia, israelí, libanesa... cargada de sedas y pedrería, melena negrísima, densa, miradas que enganchan, sonrisas veladas,  interpretando una danza del vientre o de las caderas que culmine en un desnudo casi integral.

Pero por más que busco en internet "versiones" amateur de las mencionadas obras cinematográficas, además de "bellydancers" que enseñen sus atractivos cuerpos al final de un numerito, no encuentro apenas vídeos donde se den ambas cosas: danza profesional, o casi, con desnudos eróticos y encuentros sexuales al terminar.

Será que son campos incompatibles. Una danzarina profesional, que entrena duro para ganar premios, no arruinará su carrera por mostrar sus encantos íntimos en público. Y una actriz X no se va a molestar en aprender a danzar para aportar algo propio en su “arte”, si le basta con enseñar chicha. Además, las películas XXX no priman eso…

En cualquier caso, disfruto mucho viendo vídeos como estos:


Ansuya




Y estos…
Felix Cane
Jenyne Butterfly

Lo común en todos ellos es la dedicación exclusiva de sus protagonistas. Mucho, muchísimo entrenamiento, talento y sensibilidad tal que, fuera de competiciones y en grabaciones espontáneas, subliman mucho a los espectadores…

Esto no quiere decir que no disfrute de ver una danza de una chica normalita, con sus limitaciones, sus tics y sus adorables timideces. Las gorditas tampoco se libran:






Y sobre música, ahora mismo me viene a la cabeza que lo mucho que en su día me llamaron la atención Papa Levante y su “Me pongo colorada”, y me quedé con sus suaves ondulaciones de brazos y manos durante toda la canción como nota máxima, ayudados por las ondulaciones de las caderas.

Por supuesto, una moraleja analítica y a la vez calenturienta de todo esto, es sentir todos esos movimientos cuando estoy “dentro” de ella… Supongo que será programación genética, o algo así, pensar que una mujer que es capaz de danzar así, será capaz de engendrar una buena descendencia, y que por eso lo tengo entre ceja y ceja.

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